Todolivo revoluciona el sector del olivar obteniendo 72 nuevas variedades muy productivas

Éstas proceden de un ambicioso Programa de Mejora Genética que la empresa inició en 2007 en colaboración con la Universidad de Córdoba.

Panorámica centro de investigación ‘La Mata’.

Inicio del proyecto

Recuerdo que al principio, cuando desde Todolivo estábamos barajando la posibilidad de realizar un Programa de Mejora Genética con la Universidad de Córdoba, valoramos también si era mejor invertir nuestro tiempo en tratar de estudiar la cadena de ADN del olivo, para ver si, en un futuro, podíamos ser capaces de obtener una planta modificada genéticamente que fuese más productiva y resistente a una determinada plaga o enfermedad.

Sin embargo, pronto descartamos esta línea de trabajo porque, por una parte, no sabíamos el tiempo que se podía tardar en obtener el genoma del olivo, y, por otra, existía un gran desconocimiento sobre los efectos de las plantas modificadas genéticamente y además era un tema que provocaba un gran rechazo en la opinión pública. Por ello nos convencimos de que debíamos intentar lograrlo, pero haciéndolo de una forma natural.

 

El Director General de Todolivo, Raúl Aguayo, cuenta en primera persona cómo nació y en qué consiste el Programa de Mejora Genética iniciado por Todolivo en 2007.

Así que finalmente, en 2007, una vez planteado el proyecto, acordamos iniciarlo. Para ello, en 2008, firmamos un convenio de colaboración con la Universidad de Córdoba para iniciar y desarrollar un ambicioso Programa de Mejora Genética; en concreto, con el equipo de los profesores Diego Barranco, Luis Rallo y Concepción Muñoz, que eran reputados especialistas en la materia.

El objetivo era obtener nuevas variedades, más productivas y tolerantes a enfermedades, que, a su vez nos permitieran también obtener AOVEs, con nuevos sabores y aromas frutados, utilizando, para ello, un método natural como es la polinización en los cruzamientos. El compromiso que adquiríamos era importante, muchos los años que conllevaba este programa, grande el desembolso que tendríamos que realizar y numeroso el tiempo que tendríamos que dedicarle. Y todo ello sin saber muy bien qué resultados obtendríamos. Pero mayor era la ilusión que teníamos por emprender y afrontar este proyecto.

FASE I: Primeros cruzamientos

Así que nos pusimos manos a la obra: nuestra primera e importante tarea fue seleccionar a los padres con los que íbamos a realizar los futuros cruzamientos. Para esta elección tuvimos en cuenta muchos factores: no solo elegimos aquellas variedades que destacaban por su alta productividad, precocidad o rendimiento graso, sino que también tuvimos presente aquellas que presentaban una alta tolerancia o resistencia a determinadas enfermedades o cuyos aceites destacaban por su calidad o apreciadas características organolépticas.

El siguiente paso fue decidir qué cruzamientos debíamos realizar entre ellos y no fue una tarea fácil. Buscábamos no solo que las nuevas variedades heredaran las mejores cualidades de sus padres, sino también potenciarlas en ellos. Sabíamos, por ejemplo, que cruzando variedades muy productivas podíamos obtener variedades más productivas aún. Pero la cosa no era tan sencilla porque también debíamos tener en cuenta otros factores, como, por ejemplo, su tolerancia a enfermedades. De ahí su complejidad.

Si, por ejemplo, veíamos que había alguna variedad que nos interesaba por sus cualidades agronómicas, pero mostraba sensibilidad a una determinada enfermedad, tratábamos de cruzarla con otra también muy productiva pero que fuera resistente o tolerante a dicha enfermedad para tratar así de que alguno de sus descendientes heredara dicha cualidad, manteniendo o mejorando el resto de las fortalezas de los padres. Otro factor de decisión importante que tuvimos en cuenta en la elección de los cruzamientos era seleccionar también padres cuyos aceites destacaran por su calidad y características organolépticas. Nos ilusionaba y motivaba pensar que las nuevas variedades nos permitieran obtener diferenciados aceites, con nuevos sabores y aromas frutados, que ampliaran la actual carta de AOVEs del mercado.

Embolsamiento de la flor de la madre con el polen del padre para que ésta quede fecundada.

Una vez elegidos los cruzamientos había que proceder a realizarlos y obtener las nuevas plantas. Los cruzamientos se llevaron a cabo de forma natural, mediante polinización dirigida, que consiste en tomar el polen del padre y con él embolsar la flor de la madre para garantizar que ésta quede fecundada con el polen de aquel. Las aceitunas resultantes son recolectadas, se les sustrae el hueso y se le fractura cuidadosamente la cáscara para extraer la semilla, la cual es plantada en una bandeja de alveolos hasta su germinación. A continuación, se trasladan a una cámara de crecimiento para iniciar su crianza. Posteriormente, las plántulas son trasplantadas a macetas y estimuladas en su crecimiento, mediante luz continua, fertirriego y temperatura adecuada, para así acortar su periodo de juvenilidad y alcanzar el tamaño y madurez necesaria. Cada planta nacida es una nueva variedad. Nosotros en esta primera fase del programa obtuvimos 1.345 variedades.

1ª Evaluación en campo y preselección de 38 nuevas variedades

Pero esto solo era el principio. Ahora debíamos de llevarlas a campo y realizar su primera evaluación. Para ello tuvimos que ampliar nuestro Centro de Investigación de Pedro Abad comprando un terreno próximo al mismo, llamado “La Cruz de los Huertos”, donde en 2010 plantamos de forma individual las 1.345 nuevas variedades obtenidas en los cruzamientos. Durante 6 años las sometimos a una exhaustiva evaluación, estudiando, entre otros factores, su precocidad, productividad, resistencia a enfermedades, rendimiento graso y calidad de sus aceites. De todas ellas, tan solo preseleccionamos 38, las que demostraron superar a sus padres en productividad; el resto las eliminamos.

Bandeja de alveolos con la semilla plantada hasta su germinación.

 

Actualmente, las 38 variedades preseleccionadas permanecen en esta parcela para seguir acumulando años de estudio (ocho a día de hoy). Los resultados que obtuvimos en esta primera evaluación fueron sorprendentes e ilusionantes, pues algunas de estas preselecciones tuvieron hasta 6 puntos más de rendimiento graso que sus padres. Entre ellas había unas que florecían y maduraban más temprano y otras que lo hacían más tarde, su tolerancia a enfermedades también era buena, como pudimos comprobar en un ensayo que realizamos en Pedro Abad donde plantamos en un suelo infectado con Verticilium las 38 preselecciones junto con otras variedades, entre las que se encontraba Picual. Esta variedad se vio afectada por este hongo hasta el punto de que, en dos años, no quedaba ninguna viva. Sin embargo, ninguna de las 38 preselecciones han mostrado a día de hoy signo alguno de afectación por Verticilium.

Centro de Investigación ‘Cruz de los Huertos’.

2ª Evaluación en campo

Tras estos resultados positivos, necesitábamos realizar una segunda evaluación en campo que nos confirmara, ahora de una forma masiva, los excelentes resultados logrados de forma individual en su primera evaluación. Para ello, procedimos a multiplicar las 38 preselecciones mediante propagación vegetativa. Ésta consiste en realizar una pequeña fragmentación de pequeñas ramitas a cada una de las nuevas plantas para, posteriormente, plantarlas en macetas y así obtener de forma natural hermanos gemelos. También era necesario disponer de un terreno lo suficientemente grande para albergar este ensayo, ya que buscábamos que los resultados obtenidos fuesen lo más fiables y significativos posibles. Como teníamos todas nuestras fincas ocupadas con otros ensayos, decidimos buscar y comprar una nueva finca para poder llevar a cabo este importante ensayo. La encontramos en una de las puertas de entrada a la campiña de Córdoba en Villafranca: “La Mata”, una finca de riego de 32 hectáreas.

Para esta segunda evaluación en campo realizamos un diseño con 9 bloques repetidos, formados cada uno con líneas completas de las 38 preselecciones, y una colección mundial de 19 variedades muy productivas, con las que también iban a ser comparadas (entre ellas sus padres). Realizamos su plantación en 2015 y, para sorpresa de todos, un año y diez meses después, tuvimos que cosechar buena parte de las 38 preselecciones debido a la cantidad de aceituna que habían producido con esta temprana edad.

De momento los resultados que estamos obteniendo son muy buenos y la verdad es que nuestras expectativas no solo se están cumpliendo sino superando. Así que, de aquí a poco, cuando finalice esta segunda evaluación, aquellas que hayan superado con éxito este test, estarán disponibles para los agricultores. No obstante algunos clientes nos están solicitado probar en sus fincas estas 38 nuevas variedades que ya tenemos registradas y, de hecho, tenemos previsto plantárselas este nuevo año.

Centro de investigación ‘El Calderito Alto’.

FASE II

Nuevos cruzamientos, 1ª evaluación en campo y preselección de 34 nuevas variedades

Paralelamente, en 2009, iniciamos una II Fase del Programa de Mejora Genética en la que realizamos nuevos cruzamientos, de los que obtuvimos 543 nuevas variedades, las cuales plantamos y evaluamos de forma individual en la finca “Santa María”. De ellas, preseleccionamos 34, que son las que superaron a sus padres en productividad y presentaron tolerancias o resistencias a determinadas enfermedades; el resto las eliminamos.

El siguiente paso, al igual que hicimos en la Fase I del Programa, era realizar una segunda evaluación en campo de forma masiva con las 34 variedades preseleccionadas, pero, en esta ocasión, decidimos incluir también en la evaluación las 38 variedades obtenidas en la fase I del Programa de Mejora, lo que sumaba 72 nuevas variedades, las cuales, a su vez, iban a ser comparadas con una mayor selección internacional de variedades. Decidimos también realizar esta evaluación no solo en riego sino en secano, para así conseguir una mayor cantidad de información que nos permitiera obtener mejores conclusiones.

Centro de Investigación ‘Las Hazuelas’.

En resumidas cuentas, debíamos evaluar, tanto en secano como en riego, un total de 102 variedades, de las cuales 72 procedían de nuestros Programas de Mejora I y II, y 30 correspondían a una selección internacional (España, Túnez, Marruecos, Argelia, Italia, Portugal y Francia) con las que queríamos compararlas.

Así que nos pusimos manos a la obra: multiplicamos la plantas de forma natural, mediante propagación vegetativa, a la vez que buscábamos y comprábamos dos nuevas fincas para realizar el ensayo. Una de ellas fue ‘El Calderito Alto’, con una superficie de 28,5 hectáreas y situada justo al lado del Centro de Investigación de Olivar en Seto de secano “Camarero/Calderito”, donde plantamos este invierno en secano varios bloques con las 102 variedades. La otra finca fue “Las Hazuelas”, de secano y riego y con una superficie de 37 hectáreas está situada próxima a la finca “La Mata”. En “Las Hazuelas” terminamos de completar el ensayo de secano y realizamos otro igual solo que en riego. Para complementar este estudio tenemos previsto este próximo otoño plantar en Italia, en la ‘zona cero’ de la Xylella, las 102 variedades para comprobar su resistencia a esta bacteria.

FASE III

Próximos cruzamientos

Nuestro afán de mejora nos lleva a continuar con una tercera Fase del Programa de Mejora Genética, donde tenemos previsto realizar nuevos cruzamientos que nos permitan obtener en un futuro nuevas variedades también muy productivas, pero con unas especificaciones muy concretas, como, por ejemplo, una mayor capacidad para soportar situaciones climatológicas más extremas y/o resistencias a unas enfermedades concretas.

 Conclusión

Llevar adelante este Programa ha significado cumplir un sueño e intentar luchar por hacerlo realidad. Es verdad que no es un camino fácil, que requiere de una buena dosis de ilusión, paciencia y de una gran determinación por llevarlo a buen fin. Son muchos los años que dura, los recursos humanos y las inversiones de capital que demanda y muchas las dificultades que hay que salvar en el camino, porque no todo son aciertos.

También se cometen algunos errores y hay que aprender de ellos e intentar superarlos.

Una de las nuevas variedades obtenidas con el Programa de Mejora Genética.

Recuerdo, por ejemplo, un pequeño error que cometimos en la codificación del etiquetado de algunas de las plantas propagadas en la segunda fase del Programa. Aquel incidente nos obligó a repetir el proceso: tuvimos que volver a propagar de nuevo esas plantas para asegurarnos de que procedían de unas preselecciones concretas, lo que nos retrasó nueve meses la puesta en marcha del Programa. Pero bueno todo error también provoca un aprendizaje y estamos convencidos de que todo este esfuerzo al final va a merecer la pena. De hecho, los resultados que estamos logrando están superando nuestras propias expectativas con el Programa y esperamos que un plazo muy corto de tiempo puedan también beneficiarse de él tanto los agricultores como los consumidores.

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